Entre Cusco, la antigua capital imperial de los incas, y Puno, localidad situada a orillas del legendario lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, serpentea una ruta mítica de 400 kilómetros: la Ruta del Sol.
A través de las altas mesetas andinas, los pequeños pueblos y las montañas sagradas, la Ruta del Sol es más que un simple trayecto, es un viaje a través de la cultura inca y precolombina, y sus impresionantes historias culturales que nos permiten viajar en el tiempo y comprender mejor a las poblaciones locales, como los quechuas y los aimaras.
En este artículo, les presentaremos los diferentes sitios históricos para visitar a lo largo de la ruta, pero también los distintos itinerarios posibles. Si desean informarse para conocer el circuito adecuado a sus necesidades, ¡están en el lugar correcto!
En Escapate, nos esforzamos por promover un modo de turismo llamado “slow tourism”. Es un turismo que busca ser ante todo más lento, más consciente y más humano que el turismo clásico o “de masas”. Estamos convencidos de que es la mejor opción para descubrir un país de manera pacífica y auténtica.
Los sitios históricos y naturales para visitar :
Aquí descubrirán todos los sitios visitables a lo largo de la Ruta del Sol. Sin embargo, no es posible visitar todo en un solo día. En Escapate, no consideramos apropiado dedicar poco tiempo a estos lugares tan magníficos, por lo que al final de este artículo detallaré los diferentes itinerarios que Escapate ofrece.
Tipón: Descubriendo el genio hidráulico de los incas
A unos treinta kilómetros de Cusco se encuentra Tipón, uno de los sitios arqueológicos más fascinantes del Perú. Este lugar alberga impresionantes restos de terrazas agrícolas y un ingenioso sistema de irrigación, todavía en funcionamiento, que testimonia el saber hidráulico de los incas. Tipón también habría servido como centro experimental agrícola, donde los incas probaban diferentes cultivos para determinar cuáles se adaptaban mejor a cada microclima. La visita a este sitio ofrece una valiosa luz sobre la organización social, agrícola y tecnológica del imperio inca.
Wakra Pukara: un sitio inca con paisajes impresionantes
Wakra Pukara, situado a unos 40 km al sur de Cusco, es un sitio arqueológico que capta la atención por su ubicación y arquitectura. Situado sobre una colina, domina el valle del río Apurímac y revela panoramas impresionantes. El nombre Wakra Pukara significa “fortaleza con cuernos”, haciendo referencia a la disposición única de las estructuras de piedra que parecen dos cuernos de un animal, con muros y terrazas dispuestos para adaptarse a la topografía natural de la región.
Contrario a lo que se podría pensar, Wakra Pukara no es una construcción inca. Este impresionante sitio, ubicado a más de 4.000 metros de altura, es obra de los Canchis, una civilización precolombina que habitaba esta región mucho antes de la llegada de los incas.
Cuando el Imperio Inca inició su expansión hacia el sur, los Canchis fueron uno de los pocos pueblos que opusieron resistencia activa. Wakra Pukara sirvió entonces como refugio estratégico para los jefes militares canchis, que organizaron allí su defensa.
Sin embargo, a pesar de su determinación, los Canchis terminaron cediendo frente a la superioridad militar inca. Tras un largo asedio, los incas lograron cortar el suministro de agua de la fortaleza. Aislada y debilitada, la plaza fuerte cayó finalmente en manos de los invasores. La toma de Wakra Pukara marcó el fin de la resistencia canchi y su integración forzada al Imperio inca.
El sitio incluye varios elementos notables, como terrazas agrícolas, estructuras de piedra y puntos estratégicos que evidencian la ingeniosidad de los Canchis en la optimización del espacio y la defensa. Es probable que Wakra Pukara haya servido tanto como sitio militar como centro ritual bajo los incas.
San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, la capilla Sixtina de América Latina
Otro sitio para explorar es la iglesia de San Pedro Apóstol en el pueblo de Andahuaylillas. Este lugar espectacular de estilo barroco fue construido en el siglo XVII y es apodado la «capilla Sixtina de los Andes». Impresiona especialmente por sus frescos murales que mezclan símbolos incas y europeos, así como por sus altares cubiertos de oro, sus techos pintados y sus esculturas de madera. Esto contrasta con la sobriedad del exterior del edificio. Al visitarla, uno se ve inmediatamente inmerso en una decoración de colores dorados que fusiona el catolicismo con la religión andina.
Palcoyo: la montaña colorida preservada
Aunque un poco alejada del itinerario clásico, no podíamos dejar de lado Palcoyo, la otra montaña arcoíris. Menos famosa que su hermana Vinicunca, Palcoyo tiene la ventaja de ser mucho menos visitada, mientras ofrece paisajes igualmente espectaculares.
Desde la cima, serán recompensados con una vista panorámica de una cadena montañosa con tonalidades de rojo, verde, naranja y violeta, debido a los óxidos minerales presentes en el suelo. El silencio es casi místico, roto solo por el viento.
¡Es una excursión imprescindible! Es un lugar soñado para los amantes de la naturaleza, los caminantes que buscan simplicidad (1 hora de subida fácil) y los espíritus aventureros que huyen de las rutas trilladas.
Se recomienda aclimatar el cuerpo unos días en Cusco para protegerse y evitar el mal de altura.
El Cañón de Ananiso: una maravilla natural poco conocida
A pocos kilómetros de la montaña colorida de Palcoyo, se esconde un tesoro natural de rara belleza: el Cañón de Ananiso. Todavía poco frecuentado, este cañón impresiona por sus paredes abruptas y esculpidas naturalmente por la erosión, creando un paisaje dramático y espectacular en medio de un silencio total. Al adentrarse en este entorno mineral, se atraviesa un valle estrecho bordeado por formaciones rocosas sorprendentes, pequeños arroyos y vegetación andina. La caminata hacia el cañón permite una verdadera inmersión en la naturaleza salvaje, sin cruzarse con un alma. Es un lugar perfecto para viajeros curiosos, en busca de autenticidad, soledad y contacto íntimo con la montaña. El acceso al cañón se realiza generalmente con un guía local para disfrutar del lugar con seguridad y descubrir sus secretos bien guardados.
Las 7 Lagunas del Ausangate: entre cimas y reflejos de esmeralda
Anidadas a los pies del señor de los Andes, el Ausangate, montaña sagrada de los quechuas, las 7 lagunas despliegan sus aguas cristalinas entre 4.300 y 4.600 metros de altitud. Aquí no hay ruinas incas, sino un paisaje natural impresionante, donde podrán recorrer un sendero serpenteante entre las lagunas, en un escenario grandioso moldeado por glaciares y vientos andinos. A lo largo del camino, se cruzarán con rebaños de alpacas en libertad, vicuñas más huidizas y quizás el majestuoso vuelo de un cóndor sobre un fondo de picos nevados. La flora de altura, discreta pero resistente, cubre las laderas con colores sutiles, añadiendo magia a esta caminata fuera del tiempo.
Descubriendo la laguna de Singrenacocha
Después de los múltiples reflejos de las 7 lagunas, otro increíble tesoro los espera un poco más adelante: la laguna de Singrenacocha. Más vasta y aislada, esta laguna se extiende silenciosamente a los pies del Ausangate, rodeada de picos nevados y valles con vegetación dispersa. Preservada del turismo, el silencio reina allí, solo interrumpido por el susurro del viento o el lejano grito de un cóndor. Mucho menos frecuentada que otros sitios, Singrenacocha ofrece un marco majestuoso para una caminata tranquila, un momento de meditación o simplemente una contemplación sin fin. El contraste entre las aguas cristalinas, los glaciares relucientes y el cielo de altura forma un paisaje deslumbrante, casi irreal, suspendido entre el cielo y la tierra.
Raqchi: un yacimiento arqueológico imprescindible para entender el Imperio Inca:
Un poco más allá de la Ruta del Sol se encuentra uno de los yacimientos incas más notables: el yacimiento arqueológico de Raqchi. Este yacimiento incluye una antigua ciudadela inca y está abierto a los visitantes. Además de las diversas ruinas y monumentos, es muy interesante observar la planificación urbana y comprender cómo funcionaba la sociedad inca en el pasado. En particular, hay muchas colcas (un tipo de casa pequeña llena de alimentos para satisfacer las necesidades de la población).
La pieza central del yacimiento arqueológico de Raqchi es el templo de Huiracocha, una de las construcciones religiosas más impresionantes del imperio inca. Este templo monumental estaba dedicado a Huiracocha (también conocido como Viracocha o Wiracocha), una de las deidades supremas de la mitología andina.
Considerado el dios creador, Huiracocha habría creado el mundo a partir del caos y la oscuridad. Según los relatos mitológicos, creó el sol ordenando que saliera de detrás de una roca negra, antes de crear la luna, las estrellas y después todos los pueblos andinos. A cada uno le dio una lengua, leyes y costumbres, estableciendo así el orden en el mundo.
cada uno le dio una lengua, leyes y costumbres, estableciendo así el orden en el mundo.
El templo de Raqchi destaca por su arquitectura única: un inmenso muro central de piedra volcánica, enmarcado por columnas y cimientos de adobe (una mezcla de arcilla, paja, agua y arena), da testimonio de la fusión de técnicas locales e ingenio inca. Originalmente medía casi 92 metros de largo y tenía un tejado a doble vertiente, algo muy poco frecuente en la arquitectura religiosa inca.
El mirador de Raqchi es accesible todo el año y ofrece una vista impresionante de las montañas circundantes;
K'ananmarka: un yacimiento arqueológico poco conocido
K’ananmarka es un yacimiento arqueológico poco visitado y de gran interés histórico. Situado en una colina que domina el valle, este yacimiento ofrece un panorama extraordinario de la región andina y conserva los restos de un antiguo poblado fortificado, con numerosas tumbas. Se atribuye a la cultura K’ana, una civilización preincaica que ocupó esta zona mucho antes de la expansión del imperio inca.
Aquí se pueden ver los cimientos de numerosas viviendas circulares, silos de almacenamiento y muros defensivos de piedra. Se trata de un lugar poco conocido, por lo que la visita es tranquila y contemplativa.
El cañón de Tinajani: un paisaje lunar en el corazón de los Andes
El cañón de Tinajani, situado no lejos de la ciudad de Ayaviri, es un impresionante paraje natural con singulares formaciones rocosas esculpidas a lo largo de los siglos por la erosión. Este cañón aún por descubrir desprende una atmósfera tranquila, alejada de las multitudes de los lugares turísticos más conocidos. Lo que hace especialmente mágico este lugar son sus gigantescas rocas cónicas y formaciones geológicas que evocan escenas lunares, creando un escenario casi irreal. Y, sobre todo, sus puyas: plantas monumentales de hasta 12 metros de altura que sólo florecen una vez en su vida antes de desaparecer.
La visita al Cañón de Tinajani le sumerge en un paisaje imponente, donde las piedras parecen haber sido dispuestas de forma casi sobrenatural. La caminata hasta allí le permite descubrir esta maravilla natural a su propio ritmo, mientras disfruta de la tranquilidad del lugar. Es un lugar ideal para los aficionados a la fotografía, los que quieren alejarse de los itinerarios habituales y los que desean observar la belleza bruta de los Andes en todo su esplendor.
Es recomendable visitar el Cañón con un guía local, para comprender mejor las características geológicas del lugar y las leyendas andinas asociadas a él.
Lampa y su joya religiosa: la iglesia de Santiago Apóstol
Construida en el siglo XVII, esta iglesia es uno de los mejores ejemplos de arquitectura colonial de Perú. Situada en el corazón del pueblo de Lampa, cerca de la plaza central, presenta una planta de cruz latina, fachadas barrocas finamente esculpidas y un tejado decorado con coloridas tejas vidriadas, típicas de la región de Puno. Al igual que la iglesia de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, el interior del edificio está ricamente decorado, combinando el estilo barroco con influencias andinas. Si te gusta visitar lugares religiosos, ¡merece la pena!
Complejo arqueológico de Sillustani:
Sillustani es un yacimiento arqueológico preincaico situado cerca del lago Umayo, cerca de Puno. Aquí se pueden ver extrañas torres llamadas «Chullpa», que en realidad son tumbas que pueden albergar hasta 10 cuerpos. Estas torres fueron construidas por los qolla, el pueblo aymara conquistado por los incas en el siglo XV, y pueden alcanzar los 12 metros de altura. Cerca del yacimiento, un museo exhibe diversas piezas artísticas de las culturas preincas e inca.
La visita a Sillustani revela una faceta poco conocida de la civilización andina, muy anterior a los incas, y pone de manifiesto el ingenio de su arquitectura funeraria en un entorno natural excepcional.
Q'eswachaka: el último puente de cuerdas de los Andes
El puente de Q’eswachaka es el último puente de cuerda inca que aún se teje a mano con técnicas ancestrales, con «Ichu», una hierba andina muy utilizada por las poblaciones andinas. Cada año, las comunidades vecinas se reúnen para reconstruirlo en tres días, utilizando únicamente ichu, una hierba andina resistente. Este ritual colectivo, declarado patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO, perpetúa una habilidad centenaria y simboliza tanto la fuerza del vínculo comunitario como la de las tradiciones vivas. Si puede, intente planificar su visita para junio, cuando tiene lugar la ceremonia anual de reconstrucción: una oportunidad única para descubrir el puente en toda su dimensión cultural y humana.
Puno: llegada a la legendaria ciudad del lago Titicaca y sus inolvidables paisajes
Tras atravesar todos estos espectaculares paisajes, el viaje termina en Puno, ciudad situada a 3.827 metros de altitud, a orillas del mítico lago Titicaca. Puno es mucho más que un punto de llegada: es una inmersión en el mundo de los pueblos aymara y quechua, en el corazón de tradiciones ancestrales. Conocida como la capital folclórica de Perú, Puno acoge cada año coloridas fiestas que combinan danza, música y trajes tradicionales, sobre todo a principios de febrero con el carnaval de la Candelaria. Pero, sobre todo, es su acceso privilegiado al lago Titicaca, verdadero emblema peruano. El lago alberga las famosas islas flotantes de los Uros, construidas con cañas, así como las islas de Taquile y Amantaní, verdaderos tesoros culturales. Puno es, pues, una etapa rica en descubrimientos humanos y naturales, ideal para prolongar la experiencia andina iniciada en la Ruta del Sol.
La Ruta del Sol no es sólo una ruta entre dos ciudades: es una experiencia completa, una inmersión en el glorioso pasado de los Andes. Al elegir recorrerla con paciencia y respeto, se entra en un reino del viaje donde la autenticidad prima sobre la prisa. ¿Y si el verdadero lujo de viajar fuera, sencillamente, tomarse el tiempo necesario para vivirlo?
Gracias por leer este artículo. Si desea más información, no dude en ponerse en contacto con nosotros. Estaremos encantados de asesorarle y responder a todas sus preguntas.
En Escapate te ofrecemos varios itinerarios para conocer la Ruta del Sol, que adaptamos a tus necesidades. Aquí tienes uno de ellos:
Día 1: Cusco-Palcoyo-Raqchi
Día 2: Raqchi – K’ananmarka – Puno