¿Le gustaría visitar Perú y, en particular, Cuzco, la capital histórica del país?
Entonces este artículo es para usted. Aquí encontrará un ejemplo de una semana de actividades para descubrir los alrededores, la cultura y la historia de esta ciudad, conocida aún hoy como «el ombligo del mundo» debido a su ubicación central en el Imperio Inca.
Día 1: Orientarse
Por fin estás en el aeropuerto de Cusco. Acabas de aterrizar a 3.400 metros de altitud y ya lo notas: respirar es más difícil que en Lima. Debido a la altitud, el aire contiene un 30% menos de oxígeno que a nivel del mar. Como consecuencia, uno se cansa más rápidamente cuando hace un esfuerzo físico, e incluso puede ser víctima del mal de altura, que puede provocar intensos dolores de cabeza.
Por eso es conveniente tomarse un tiempo para aclimatar el cuerpo, sobre todo si se tiene previsto realizar alguna excursión exigente en los próximos días, como en este ejemplo.
Así que para su primer día, le recomendamos un programa pausado.
Tras registrarse en su hotel o albergue juvenil, saldrá a visitar el centro histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Como muchas ciudades coloniales españolas, Cuzco se organiza en torno a una gran plaza central: la Plaza de Armas, con varios edificios importantes a su alrededor, incluida la Catedral de la ciudad. El primer día, diríjase al mercado de San Pedro, uno de los lugares más auténticos de la ciudad, no lejos de la plaza central. Es el lugar perfecto para comprar un zumo recién exprimido, entre una increíble variedad de productos tropicales. Encontrará jugosos mangos, fruta del dragón, chirimoyas y muchas otras frutas que quizá no haya probado nunca. Además de fruta, el mercado está repleto de puestos que venden comida local, especias de colores, quesos de la zona y económicos recuerdos hechos a mano. Es una forma estupenda de sumergirse en la vida cotidiana de los cusqueños, a tiro de piedra del centro histórico.
Día 2: En el corazón de la ciudad
Después de una buena noche de sueño y un merecido descanso, está listo para embarcarse en su primer día completo en Cusco.
Diríjase al distrito de San Blas. Es un barrio animado y turístico con muchas tiendas con encanto, donde podrá comprar recuerdos o disfrutar de un café en una de las muchas tiendas de la zona.
A continuación, continúe la mañana con una visita al Qorikancha, el antiguo Templo del Sol y uno de los principales lugares sagrados del Imperio Inca. La superposición de estilos arquitectónicos andino y colonial cuenta por sí sola la compleja historia de Cuzco. Una visita obligada.
Para almorzar, encontrarás muchos pequeños restaurantes típicos de la zona, que ofrecen platos como lomo saltado, trucha a la plancha u opciones vegetarianas inspiradas en la cocina andina. Por la tarde, siéntese en una terraza del barrio de San Blas, con un pisco sour mientras contempla el excepcional panorama que se abre ante sus ojos.
Día 3: Descubra las ruinas incas alrededor de Cusco
En este tercer día, le recomendamos tomar un taxi hasta las alturas de Cusco para comenzar el City Tour. Desde estas colinas, llegará a un notable grupo de restos incas, las famosas cuatro ruinas de Cusco: Sacsayhuamán, Qenqo, Tambomachay y Puca Pucara. La visita comienza con Tambomachay. El ingenioso sistema hidráulico aún en funcionamiento le sorprenderá. Los acueductos y canales excavados en la roca transportan agua continuamente, y son un recordatorio de la importancia simbólica y práctica del agua para los incas.
El segundo lugar que hay que visitar es Puka Pukara, literalmente «la fortaleza roja». Este puesto de control militar no sólo cuenta con muros de piedra finamente tallados, sino también con una espléndida vista panorámica de los valles circundantes.
Continúe hasta Qenqo, un antiguo santuario con funciones misteriosas. El yacimiento cuenta con un anfiteatro semicircular de 55 metros de diámetro, nichos excavados en la roca y una gran piedra monolítica con canales en zigzag, probablemente utilizada para rituales.
Por último, el magnífico yacimiento de Sacsayhuamán. Las colosales murallas, ensambladas sin argamasa, desafían al tiempo y a la lógica: algunas de las piedras pesan decenas de toneladas y, sin embargo, encajan a la perfección, dando testimonio de una maestría arquitectónica excepcional.
Antes de bajar a la ciudad, no se pierda el Cristo Blanco, una estatua de Cristo que domina Cuzco, como la de Río. Desde allí arriba, la vista sobre los tejados rojos de la ciudad es impresionante.
Todos estos lugares están incluidos en el Boleto Turístico del Cusco, un pase turístico válido durante 10 días. Cuesta 130 PEN (~30€) para un adulto y 70 PEN (~17€) para un estudiante, y también da acceso a muchos museos y otros lugares culturales de la región.
Tras esta inmersión en la historia inca, es hora de reponer fuerzas. Tiene dos opciones:
La Bohème Crêperie: si ya echa de menos Francia, este pequeño restaurante francés le ofrece crêpes dulces y salados en un ambiente acogedor. Un auténtico rincón de Bretaña en el corazón de los Andes.
Restaurante peruano Organika : Para una experiencia más local, este restaurante típico sirve sabrosa cocina peruana, con ingredientes orgánicos cultivados en el Valle Sagrado
Día 4: El Valle Sagrado
La primera gran excursión de la semana le llevará al corazón del mítico Valle Sagrado de los Incas, una fértil tierra cargada de historia situada entre Cuzco y Machu Picchu. Esta rica jornada incluye visitas a cuatro lugares emblemáticos: Chinchero, Maras Moray y Ollantaytambo.
La primera parada es Chinchero, un pueblo encaramado en lo alto de los Andes, famoso por su rico patrimonio histórico. Aquí descubriremos un impresionante yacimiento arqueológico inca, con terrazas agrícolas de piedra y los restos de una antigua ciudad. En la cima se alza una iglesia colonial del siglo XVII, construida sobre los mismos cimientos de un templo inca. Esta mezcla de cultura andina ancestral y arquitectura católica ilustra vívidamente el choque de civilizaciones. El entorno es espiritual e histórico, ideal para la contemplación.
A pocos kilómetros se encuentra el yacimiento de Moray, famoso por sus asombrosas terrazas circulares excavadas a modo de anfiteatros. Estas grandiosas estructuras fueron utilizadas por los incas como centro de experimentación agrícola. Gracias a los microclimas creados por la profundidad de las terrazas y su orientación, pudieron cultivar una gran variedad de plantas y observar sus reacciones a diferentes altitudes.
El tercer lugar que hay que explorar son las salinas de Maras. Estas piscinas escalonadas se alimentan de una fuente de agua salada que brota misteriosamente del interior de la montaña. Esta agua, saturada de sal, procede de acuíferos subterráneos de varios millones de años de antigüedad, formados cuando se elevaron los Andes. Explotadas desde la época preincaica, estas salinas siguen produciendo sal a mano, con técnicas ancestrales transmitidas de generación en generación.
La última parada de la excursión le llevará a Ollantaytambo, un auténtico pueblo de la época inca, muy bien conservado. Este lugar estratégico sirvió como centro administrativo, militar y religioso. Con vistas al valle, las majestuosas ruinas del Templo del Sol y las fortificaciones ofrecen una vista espectacular y son testimonio del genio arquitectónico inca.
Después de este día, no hay necesidad de volver a Cuzco: ¡dormiremos en Ollantaytambo para coger el tren a Machu Picchu al día siguiente!
Día 5: Machu Picchu
Tras una apacible noche en Ollantaytambo, se despierta preparado para uno de los momentos más esperados de su estancia. El que todo turista en Perú espera con impaciencia… la ansiada visita a Machu Picchu. Este emblemático sitio, catalogado como una de las Siete Maravillas del Mundo, es una visita obligada para cualquiera que explore Cusco y sus alrededores.
Desde el pueblo de Ollantaytambo, un tren le llevará a Aguas Calientes, la puerta de entrada a Machu Picchu. El trayecto de aproximadamente una hora y media a través de los estrechos desfiladeros y la vegetación es ya un anticipo de la aventura.
Una vez en Aguas Calientes, un corto trayecto en autobús de unos veinte minutos le llevará hasta la entrada del yacimiento. Y allí… Machu Picchu se revela por fin.
Suspendido entre el cielo y la selva, este yacimiento arqueológico situado a 2.400 metros de altitud impresiona por su grandiosidad y su armonía con la naturaleza que lo rodea. Sus ruinas, extraordinariamente bien conservadas, narran en silencio la fascinante historia de los incas.
Después de disfrutar al máximo, es hora de regresar a Cusco. A la mañana siguiente, nos levantamos a las 4 de la mañana para visitar una montaña arco iris.
Día 6: Palcoyo y el Cañón de Ananiso
Acabas de despertar. Ha sido una noche corta, pero no se preocupe, tendrá mucho tiempo para descansar en el camino.
El programa de hoy es una excursión a la montaña arco iris de Palcoyo, prima de la famosa montaña Vinicunca, pero con la ventaja de estar preservada del turismo de masas y de ser una verdadera excursión, a diferencia de Vinicunca, donde subes, te haces la foto y luego vuelves a bajar por el mismo camino.
Después de unas 2 horas en el minibús, se toma un merecido descanso para tomar un desayuno caliente con los lugareños, que incluye pan danés, infusiones de coca y todo lo necesario para un buen desayuno.
Una vez que se haya saciado, continuará en vehículo hasta el punto de partida de la excursión, situado a casi 4.930 metros de altitud. A esta altura, el aire es aún más escaso que en Cuzco, y hay que tener cuidado de no forzar demasiado. Los movimientos deben ser lentos y la respiración controlada.
Durante menos de una hora, esta sencilla caminata discurre por un sendero en la ladera de la montaña. El ritmo es tranquilo y permite disfrutar del paisaje.
Las montañas que le rodean son asombrosas, con sus variados colores debidos a los minerales del suelo: rojo, verde, amarillo y a veces morado.
La excursión termina con la llegada al cañón de Ananiso, un lugar poco conocido para los agentes de viajes, pero majestuoso. El cañón se abre de repente ante los ojos, con sus paredes verticales de roca y su impresionante profundidad. El entorno es mineral y casi lunar en algunos puntos. Apenas hay gente, lo que hace que la experiencia sea aún más memorable. La vista del cañón y los picos circundantes ofrece un panorama único, lejos de las multitudes y el turismo de masas.
Día 7: Salida y compra de recuerdos
Por desgracia, todo lo bueno se acaba.
Si, con su apretada agenda, no ha tenido ocasión de comprar recuerdos para sus seres queridos, éste es el momento perfecto para hacerlo. Justo antes de subir al avión, es el momento perfecto para remediarlo. Puede volver al mercado de San Pedro, conocido por su artesanía, coloridos tejidos y objetos tradicionales.
También puede visitar las pequeñas tiendas del centro histórico de Cusco, sobre todo en los alrededores de la Plaza de Armas o en el barrio de San Blas, donde encontrará una gran variedad de artículos: joyas de plata, jerseys de alpaca, cerámica, pinturas locales y otros artículos para llevarse en las maletas.
¡Hasta luego Cusco! Que esta semana sea para recordar, colorida e inolvidable.
Todo el equipo de Escapate está a tu disposición para ayudarte a organizar tu semana (¡o más!) en Cusco y Perú en general.